Archive for marzo 2010

Brownie


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Un mes más, aquí estoy. La fogones, como ha procedido a nombrarme le Don Sandro.
Los meses se pasan volando y cuando voy a darme cuenta, ya me toca y me pilla con las manos en la masa (nunca mejor dicho). En esta ocasión vamos a introducir una pequeña variación, para organizar las recetas que vamos publicando.

De esta forma, cada último sábado del mes pondré una receta de primer plato, segundo plato o postre; según corresponda.

Hoy vamos a comenzar con el postre (para hacer las cosas al revés, como me gusta a mí).



Ingredientes:
- 150 gr de chocolate fondant.
- 150 gr de mantequilla.
- 200 gr de azúcar.
- 5 huevos.

Elaboración:
Lo primero que tenemos que hacer para realizar esta receta es poner a derretir la mantequilla junto al chocolate. Esto lo podemos hacer de manera rápida en el microondas o en un cazo en la vitro. Yo prefiero la segunda opción, que aunque se tarda un poco más, nos aseguramos que el chocolate no se quema (en el micro este riesgo es elevado!) y además, la textura que toma es más agradable. De modo que se ponen estos ingredientes al calor y de vez en cuando lo removemos.
Una vez fundido, lo retiramos del fuego y dejamos que enfríe un poco.

Lo siguiente que tenemos que hacer es separar las claras de las yemas, y se baten las yemas con el azucar, hasta que consigamos una mezcla cremosa. En otro bol montamos las claras a punto de nieve.
En el recipiente en el que hemos hecho la mezcla con las yemas y el azúcar, incorporamos el chocolate fundido, con movimientos envolventes para que no pierda la textura cremosa. Para terminar, añadimos las claras montadas, siguiente con el mismo movimiento. Una vez bien mezclado, lo vertemos todo en un molde que previamente hemos untado de mantequilla.

Precalentamos el horno a 180º y una vez listo, introducimos el brownie y lo horneamos durante 25 minutos. Pasado este tiempo, lo sacamos y dejamos enfriar.

Ya tenemos nuestro brownie listo para degustar. Este postre podemos acompañarlo con helado, nata o espolvorearlo con azúcar glass. Además, durante la elaboración se pueden agregar nueces, piñones u otros frutos secos.

Espero que os guste!!

entrefogones@marcandoelcontrapunto.es

Gloria al Rey... pero sin prisas, por favor


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Y ocurrió. O mejor dicho, lo conseguí. Pude salir de éste nuestro continente, y muy lejos. Y aunque parezca repetitiva y aburrida, la aventura fue un sueño desde el principio hasta el fin. Mis amigos ya están hartos de que les cuente lo mismo, de que es un lugar increíble, que pareces ser el protagonista de un cuento, que soy una niña de cinco años abriendo la boca de asombro cada dos minutos... pero es que es verdad, y os tengo que decir que cada rincón de esta tierra, aunque a simple vista parezca insignificante, tiene su belleza.

Un ejemplo simple de lo que quiero explicaros es que a mi no me llamó tanto la atención esas playas cristalinas a las que tuve acceso durante las dos semanas que estuve en Ko Phan Gan-isla thailandesa- o los espesos bosques tropicales entre los que se ubicaba mi hotel; sino lo que pude aprender de sus gentes, de su día a día; como el poder descubrir que el pueblo thailandes antepone a su rey a su alimento, para ellos lo primero es el respeto a Bhumibol Adulyadej (Rama IX). Según me contó mi prima Caronne, compañera de viaje que lleva en contacto con este país veinte años por asuntos laborales, si una persona insulta al rey se gana como mínimo cuatro años entre rejas, y yo pensando, pero si yo no sé ni descifrar su nombre como me voy a meter con él-risas-.

Además, cada dos calles hay una especie de altar o trono dedicado a él o inmensas fotografías en las que podemos ver a un rey siempre joven, lo cual choca bastante al enterarte que el hombre sagrado ya tiene 83 añitos.

Otro punto bastante interesante fue observar cómo trabajan los thailandeses, se puede resumir en una frase: 'Hacemos lo justo pues el sueldo no es justo'.... es decir, ellos trabajan muchas horas por no deciros todo el día, pues allí no existe eso del límite de 40 horas semanales ni el descanso para el almuerzo ni muchos menos puestos de media jornada; pero no les pida eficiencia absoluta ni rapidez pues ya que te regalan su tiempo (digo regalan por lo poco que cobran) no van a ser perfectos. Ellos se toman su tiempo, y puede que para ciertos aspectos eso no sea bueno pero, por lo menos, no existe el estrés, ese germen que tanto nos perjudica a nosotros, los europeos.

Lo peor. La comida. Dios mío, cómo eché de menos mi pizzería. Me pasé las dos semanas comiendo bocatas o comida italiana, que por lo visto es la más internacional de todas (que tome nota nuestra cocinera). O era picante, que es lo que menos soporta mi paladar, o era arroz seco o sopa de noodles o curry con verduras, ¡qué asco! Yo respeto su gastronomía pero lejos de mi casa, por favor.

A pesar de todo, de la mala comida, lo lento que se toman la vida y la poca higiene que a veces se hacia ver, ha sido una de mis mejores experiencias y creo que jamás me cansaré de repetir que viajar es lo que más te puede enriquecer en esta vida, pero ya te digo no alejándote de todo, aislándote -bueno a veces sólo necesitas eso-, sino interviniendo en las vidas de esas personas que tan lejos viven de tu rutina. Y ya os digo que este mundo no es tan grande, que de verdad, no resulta tan difícil conocer lo desconocido -si yo lo he hecho ¿Porqué tú no?

estemundo@marcandoelcontrapunto.es

A la tercera no va la vencida


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Ya lo advertí en su momento y algunos no me hicieron caso: si quieren ahorrarse un martirio innecesario no aparezcan por esta santa casa virtual los segundos sábados de cada mes y pasen de psicoanalizarse a viajar por el mundo, rematando el mes con la gastronomía. Ahora, para delirio de la contrapunteros el jefazo vuelve, como en los tiempos mozos, a escribir diariamente después de su dilatado periodo vacacional obligado por cuestiones técnicas, según asegura él mismo, aunque no seré yo quien ponga en duda semejante contratiempo. La única desventaja que le encuentro a que el próximo miércoles este espacio se encuentre actualizado como corresponde es que Pilar Rubio deje de darnos la bienvenida desde que el jefazo le cediera por tiempo indefinido la sección de «Por esas boquitas», ese breve y perspicaz espacio casi dedicado en tiempos pasados al primer ministro italiano para gusto y disfrute de muchos de los lectores.

Sea como sea, aquellos que aún persisten en teclear la dirección de este rincón del ciberespacio en la red llegarán con la duda de si esta vez, por ser la tercera y haciendo honor al dicho, el arriba firmante se dignará a contar algo interesante o de presunta utilidad. Pues bien, esta vez tampoco será para desgracia de ustedes; de modo que esperemos que la entrega primaveral del mes de abril, y después de en las santas fechas que se avecinan, me de un rayito de lucidez para no amargarles la existencia con peroratas como ésta. Sin embargo, no se apuren porque les traigo una posible solución para que no tengan que sufrirme más, aunque, eso sí, debo advertirles de que no les saldrá precisamente barato porque todo en esta vida tiene un precio como bien le dije al jefazo el día que surgió la idea de colaborar en este bitácoras.

La forma es bien sencilla y pueden consultarla con los dos parlamentarios alemanes que han dado con la solución al grave problema económico que viven los griegos y que va más allá de nuestra querida crisis. Josef Schlarmann y Frank Schäffler, dos diputados del gobierno de Angela Merkel, declararon al diario alemán Bild que Grecia podría hacer frente a su delicada situación financiera vendiendo algunas de las casi seis mil islas deshabitadas que posee el territorio heleno como medida para que otros países -entre ellos el germano, claro está- no se viesen en la obligación de aportar la ayuda económica que se precisa para salvar de la bancarrota al país que preside Karolos Papoulias. No entro en si las declaraciones de los parlamentarios germanos Joselito y Paco son acertadas dentro del contexto político europeo, pero no me negarán que es una ocasión inmejorable para que entre todos ustedes hagan una colecta aportando un pequeño granito de arena y me pierdan de vista. Yo me sentiré triste si toman esta decisión, pero prometo mandar documento postal personalizado a todos y cada uno de los interesados que se tomen las molestias de apoyar la causa.

verbis@marcandoelcontrapunto.es

De cómo Super Nani se tira por la ventana


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¡Ay, los niños! Esos seres de cara angelical y espíritu moldeable, todo inocencia y juego, todo pureza. O no. Demonios a veces, frágiles criaturas en el fondo. Dependen de nosotros y no nos pidieron venir, eso es así. Debemos proporcionarles afecto y cobertura de sus necesidades básicas, pero todo en su justa medida. Son una derivación, una mezcla de mamá y papá (o de mamá y probeta) y llevan impreso nuestra marca, son “made in papis”.

Parir tiene que doler, aunque lo que de verdad duele es que el parido nos levante algún día la voz o nos llame cosas horribles, cuestione nuestra autoridad o sea la pesadilla de sus compañeros de clase. Convivir con un pequeño Hitler no debe de ser fácil, y en este sentido la psicología infantil se esfuerza por encontrar las razones de estos cambios de conducta, rascando entre las personalidades de los adultos y en las situaciones que viven los pequeños día a día. Y, para psicología mediatizada, esa señora de la tele que pinta dibujitos en una cartulina y dice “a ver, chicos, vamos a seguir estas normas”. Y ahí está la cara de los chavales, que pueden confundir pero ojo, no se engañen: “Hagamos lo que dice esta bruja fea hasta que se vaya el señor de la cámara”. Fin del milagro. Los niños volverán a su estado natural meses -quizá semanas- después.

Super Nani se equivoca de táctica, aunque ella sabe por qué. Si dirigiera su atención hacia el lado correcto se haría el haraquiri, se ahorcaría con la comba, se intoxicaría tragando plastilina. Y es que contra ellos no se puede ir. Un padre es capaz de decir “niño, no mientas”, cuando estafa a Hacienda desde que alcanza su memoria; “niño, no seas caprichoso”, cuando hay botones en su móvil con pantalla táctil que aún no sabe para qué sirven; “niño, a ver si estudias”, cuando en su puñetera vida ha leído un libro.

El instinto debe ser algo más que pensar en un bebé, porque lo va a ser durante poco tiempo. No es un capricho. La mayoría de los padres (sobre todo las madres) lo que quieren es tener un bebé, no un hijo. Por eso yo les digo, señores, a esos bichitos se les quiere y se les cuida, no se les levanta la mano ni la voz, ni se les colma de bienes materiales para sustituir afectos o lavar conciencias, algo que además le hará perder ilusión cuando crezcan y apreciar mucho menos el valor de las cosas.

Con un panorama en que los padres se ponen en contra de los profesores, prefieren dejar a sus hijos frente a la tele que hacer con ellos los deberes o preguntarles cómo les va y en lugar de ello le instalan una en su cuarto con la que pueden aprender más sobre el kamasutra en una noche que su padre en toda su vida (eso sí, los programas que ponen más de 18 los quitan en seguida, le dan al mando, pero internet sí que lo maneja el chaval, ¿eh?), con ese panorama la psicología cotidiana sólo puede dar unos humildes consejillos: primero, los niños necesitan una paguita semanal modesta con la que aprendan a administrarse y a saber que cuando se acaba algo, se acaba. Necesitan atención, no gritos ni órdenes ni reglas no negociables, ni futuros planteados sin su consentimiento, porque esas personitas, personas, entérense, son in-de-pen-dien-tes, y en algunos países nórdicos hasta se les enseña a coger el metro solos con poco más de seis años. Así que, señores padres, dejen de extorsionar a sus hijas y decirles que no se vayan con cualquiera, porque la muchacha si quiere se va a ir con el más pintao a darse un homenaje y, créanme, los hijos son esos seres que pueden llegar a hacer cosas que usted jamás de los jamases pensaría que serían capaces de hacer y de las que usted, por suerte, no se enterará en la vida. Así que relájense y pórtense bien, ¡no hagan enloquecer a Super Nani.

pienso@marcandoelcontrapunto.es