Archive for abril 2010

El mundo se pone en contra


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Lo rápido que puedes cambiar de opinión, o mejor dicho, lo veloz que las circunstancias te pueden hacer cambiar de perspectiva. Hace unos días, en una importante reunión que mantenía con una de mis más allegadas consejeras en nuestro lugar de encuentro, planeabamos o más bien aportabamos las primeras ideas de lo que serán nuestras próximas vacaciones. En dicha conversación, hicimos 'hincapié' (qué recuerdos abarca esta palabra, ¿verdad? mi jefe) de lo que verdaderamente te nutre un viaje, sea donde sea y por los motivos que sean.

Recalcamos que más que los monumentos que puedas llegar a ver, los museos o sedes institucionales que visites o las fiestas que te pegues alejada de tu rutina, lo que más te nutre al estar a cientos, o mejor, miles de kilómetros de casa, son lo que yo he querido denominar, vivencias sociales, es decir, verte metida de lleno en las rutinas de personas que no comparten tu estilo de vida, tus costumbres o tu ideología. El mejor ejemplo que os puedo poner es mi experiencia en Bangkok. Estuve cinco días y no ví ningún monumento, ni siquiera me interesó visitar uno de los famosos templos budistas; sin embargo, me relacioné mucho con tailandeses, ya que, tuve que trabajar algunas horas y la mayor parte de mi tiempo libre me la pasé regateando los precios de los gangones que me traje para España....pero pude ver de cerca cómo viven, bueno, cómo malviven, y os aseguro que eso vale más que haber estado en un templo o montarme en un elefante sagrado (risas).

Y con esa finalidad de conocer el entramado social de las millones de ciudades que hay por el mundo, es como yo quiero viajar a lo largo de mi vida. Aunque en los últimos meses, parece que me están obligando a cambiar de opinión, y ustedes os preguntareis, 'Pero, ¿quiénes?'...y yo os digo que el propio mundo. No sé que está pasando pero parece que las catástofres naturales se multiplican cada vez más y eso hace que el miedo a viajar a ciertos lugares sea mayor. Lo último es ya el colmo: las nubes de cenizas de un volcán islandés hace que se pare el tráfico aéreo en media Europa, ¡joder! Lo estaba leyendo en el periódico y no me lo podía creer, esas cenizas en contacto con las turbinas de un avión pueden hacer que se pare el motor. Para cagarse de miedo, ¡vamos!

Entre el terremoto de Chile, las inundaciones y las altas cotas de nieve en gran parte del planeta y ahora las nubes de ceniza, ya mismo no vamos a querer ni salir a la puerta de casa...a mí sólo me entran ganas de decir: 'Mundo, cálmate un poquito, ¿no?'

estemundo@marcandoelcontrapunto.es

AHORA TE AYUDO YO Y LUEGO ME AYUDAS TÚ, COMPADRE


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Aprovechando que hoy se celebra el aniversario de este santo rincón de las redes internáuticas y persistiendo en que el jefazo sigue con sus ya habituales problemas técnicos decidimos aplazar la presente entrada correspondiente a un servidor al día de hoy y que debió publicarse el pasado sábado. Pese a todo, llego una semana más (y ya van cuatro, quien lo hubiera dicho, tanto ustedes como yo, para desgracia de ambos) con cierto resquemor ya que la campaña a favor de la adquisición de mi isla no ha tenido calado popular. En vuestras conciencias, amadísimos lectores, quede de por vida. Pero como no soy rencoroso voy a hacer como si nada hubiera pasado. Además, nuestros vecinos helenos parece que ya han encontrado una solución a partir de ayudas de diferentes países, aunque de momento parece ser que aseguran que no es necesario. A saber, Zapatitos también dijo que no había crisis y se la encontró de cara una mañana al abrir la puerta de casa para recoger el periódico; pero bueno, yo no le culpo, porque la culpa fue del Cha-cha-chá.

Ahora te ayudo yo y luego me ayudas tú, compadre. Eso es lo que tendremos que decir lo españoles a los griegos porque nuestro país será el cuarto en dar una mayor aportación dentro del plan de ayudas para salvar a Grecia de la situación en la que se encuentra, aunque su gobierno aún no lo tenga muy claro que el panorama sea para tanto. España participa en las ayudas y en total va a salir la cosa por unos ochenta euros por cabeza, es decir, algo más de 3500 millones de euros que saldrán de las arcas nacionales. Para los que no estén muy de acuerdo, y si les sirve de consuelo, otros países aportan más capital, ya que sólo entre los franceses y los alemanes van a sumar entre los dos unos 15 mil millones de euros, la mitad del presupuesto para el plan de apoyo, aunque pese a toda la parafernalia, Giorgos Papakonstantinou, ministro de Finanzas griego, asegura que aún no es necesaria la puesta en marcha del plan.




Pero claro, muchos se preguntarán, ¿cómo es posible que un país como España que vive en crisis y que a su misma vez es uno de los que peor se está recuperando tenga la posibilidad de permitirse el lujo de jugar el papel de hermanita de la Caridad? Evidentemente los europeos nos hemos unido para algo y los griegos viven una situación difícil y todos los estados deben participar en el plan de rescate económico; aunque la gracia del asunto es que muchos pueden llegar a ver a España como un serio candidato a secundar a los habitantes que viven al sur de la península balcánica.

Seamos o no los próximos en necesitar ayuda las cosas pintan tal y como les digo, les guste o no. Todavía no me ha quedado claro si estamos en crisis, se lo han inventado o nos los han hecho creer, lo único que sé es que ya nadie se acuerda de la temida gripe A, la pandemia que nos iba a meter a todos en la cajita de pino; de modo, que esperemos que la crisis económica tenga pronto un final parecido.


verbis@marcandoelcontrapunto.es

¡Bendita normalidad!


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Contra viento y marea. Así podríamos calificar la lucha por el regreso de este bitácoras. Bueno, tampoco vamos a presumir de haber librado grandes batallas, dejémoslo en un par de putadillas cotidianas. Y es que... después de la tormenta, siempre viene la calma.

Tras tres tristes meses de ausencia, este blog vuelve a las andadas. Bueno, tampoco es cuestión de dar pena, si la simple y llana idea era jugar a los trabalenguas, no hay más, y es que al menos, para el jefazo -como diría nuestro querido Sandro- estas semanas han sido todo menos tristes.

Pero es de bien nacidos ser agradecidos, y como no podía ser menos, este post va dedicado a esos cuatro colaboradores que han conseguido que este bitácoras despierte cada fin de semana de este extraño letargo del que no sabíamos cuando despertaría. Y ya veis, hoy es el gran día, coincidiendo por casualidad tras el regreso de la Semana Santa, y es que este blog, encierra mucha pasión.

A pocos días de nuestro primer aniversario, Marcando el contrapunto cura sus heridas para poder ir ofreciéndoos lo mejor de lo mejor, recuperar las secciones y trabajar para que todo vuelva a su cauce. ¡Bendita normalidad! Quién lo diría.

De la obsesión por ser feliz


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Todos lo sabemos, existe la obsesión por adelgazar, por ganar más, por ser siempre joven… Mil y una ideas fijas con único fin: ser feliz. Pero muchas veces esas ideas no nos llevan al objetivo y no nos damos cuenta de lo que de verdad importa. No es mía la frase 'no hay un camino para la felicidad, la felicidad es el camino', pero la adopto esta vez como base de toda la psicología cotidiana y, en especial, del tema que vemos este mes. Hay ciertas costumbres que aceptamos como válidas porque nos lo impone la sociedad, como ir de vacaciones en Semana Santa o tostarnos al sol en verano, pero eso en realidad no implica que vayamos a pasarlo bien. Al mirar atrás vemos en nuestra vida imágenes congeladas, una risa en el trabajo, una sorpresa un día de diario, una noche loca que no habíamos planeado. Y eso es lo que importa. Buscar la perfección, por ejemplo, en las vacaciones, no nos va a garantizar nada. No seremos más felices por hacer el viaje de bodas a Cancún en vez de a Asturias. ¿Por qué nos cuesta entender esto? Son las personas las que nos van a hacer felices y siempre los momentos únicos son improvisados. De la misma manera que obsesionarse por olvidar a un ex nos hará recordarlo aún más, la idea de ser siempre felices, en todo momento, nos provocará un estrés innecesario.

La felicidad es un momento; una vez escuché decir a un actor que cuando la tienes no te das cuenta y cuando no, obviamente, es que no eres feliz, así que es una soberana tontería. De todas formas, no es ésta una colaboración pesimista, sino todo lo contrario. Fernán Gómez, al preguntarle si era una persona feliz, respondía: '¿¡Feliz yo!? ¡Por quién me toma!' Pues por un necio, señor Fernán, porque si, además de vivir triste, presumía usted de ello, creo que no había, pues, mucha diferencia con su estado actual.

Hay un libro del psiquiatra Rojas Marcos titulado 'Nuestra incierta vida normal', título que yo pondría simplemente a la felicidad. Esa sucesión de días en los que uno vive, comparte, habla, besa, ríe, se supera y que son normales e inciertos, que no sabemos a dónde van, pero bendito camino que nos tiene, sin darnos cuenta, atados a esa felicidad que no debe emborronarse por tener un dolorcillo o unos euros de menos o un pequeño contratiempo. Igual que tener unos kilos de más no debe amargarnos, tampoco tener menos felicidad de lo habitual debe ser un drama. Ya lo saben, si tienen que vivir obsesionados por algo… ¡que sea por los primeros sábados contrapunteros del mes! (¡Ya falta menos para el siguiente!).

pienso@marcandoelcontrapunto.es