'De cómo enero viene después de diciembre' por Inma Sedano


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La voz se calla de pronto en el mismo salón que ayer reunía a tu madre con los cuñados de ella, a sus ilusiones con tus propósitos para el año nuevo, a tus cábalas sobre los regalos con mis preparativos de última hora. Todo se daba cita en un ambiente cuidadosamente pensado para la ocasión, pero pasó rápido. Lo que verdaderamente duró fueron los días de emoción y entusiasmo, las ganas, los nervios, los vestidos que buscamos y que no nos quedaban bien, los momentos relajados con los compañeros, los días en que jefes y empleados parecen romper barreras y la vida se presenta más amable. Sin embargo, hoy, que barremos ese salón encontrando en el suelo las horquillas que sostuvieron un moño, hoy es el vacío.

Y es que enero cuesta, le pasa a todo el mundo, no se angustie. Tiene una explicación sencilla. La motivación, la ilusión por un proyecto futuro nos mueve a actuar día a día. No tiene por qué ser un disco nuevo u otro tipo de planes a los que atribuimos generalmente gran relevancia. Un proyecto puede ser el traje para la función de los niños del cole, la receta para Nochebuena, el regalo de Reyes que esa persona no se espera y que guardamos en casa, todo vale lo mismo.

El papel arrugado que envolvía esos regalos estará en la bolsa de la basura y entonces qué. Después de diciembre vendrá enero y con él un tiempo algo en blanco, aún por escribir, donde nada alterará esa rutina. Por eso se nos hace cuesta arriba vivir sin una ilusión. Por otro lado, para muchos resulta, sin embargo, una verdadera liberación ver tachado en el calendario el día seis de enero. Se acabó. El siete empieza nuestro año, nuestra vida. Se hace el silencio y el trabajo vuelve a ser tan aburrido como en noviembre.

Vendrán ideas como “estoy más gordo”, “esto es lo mismo de siempre”, “este propósito no lo voy a poder cumplir”, “debería hacer tal cosa”. Los “debería” son los padres de las frustraciones y las frustraciones pueden ser las madres de la ansiedad. Los “no puedo” son el disfraz de los “no quiero” y la rutina, como casi todo, está sólo en nuestra cabeza. Apuntarse a un gimnasio por estas fechas suele ser una moda pasajera, pero hay que reconocer que ayuda. Podremos perder esos kilos y estar más contentos, un beneficio extra que nos da el deporte. Nunca viene mal, incluso aunque uno esté ya satisfecho con su vida. Para aquellos que no lo estén, deben concentrarse en detalles de su rutina que pueden cambiar (nunca en lo que no van a poder: es una tortura machacarse con lo imbécil que es el jefe, porque parece que el hombre no tiene intención de dejar de serlo). Por ejemplo, puede uno hacerse un disco para el coche con su música favorita, comprarse unos zapatos más cómodos, cambiar el peinado, cocinar más sano, estirar todo el cuerpo por las mañanas (y hacer algo más con el cuerpo y el de la pareja, si se puede), comer y/o cenar con la televisión apagada para hablar con los de casa, darse un masaje en los pies después de ducharse, estar más tiempo a solas o pararse a mirar nuestras fotografías. Otro importante podría ser autoregalarse algo que podamos utilizar o llevar con frecuencia (pulsera, anillo, abrigo…), algo que nos recuerde que nos queremos mucho y que nos merecemos eso, eso que no teníamos el año pasado.

Si quiere hacer un curso de inglés, ser más solidario, estudiar al día, llamar más a menudo a los antiguos amigos, hágalo. Si ve que no lo hace es porque en realidad no quiere hacerlo, así de simple. Y no pasa absolutamente nada. Pero no se torture con el “debería”, que no es más que el condicional simple del verbo deber.

pienso@marcandoelcontrapunto.es

7 Responses to “'De cómo enero viene después de diciembre' por Inma Sedano”

  1. Sandro Roquette says:

    Pues para mí enero es un mes más...

  2. franxu says:

    muy bueno qerida inma, gracias por tus consejos...hoy tengo intencion de empezar el gym y quiero y debo jejeje ya te contare los resultados

  3. alex says:

    Muy bueno el artículo... yo me he autoregalado un mp4. Leyendo esto me siento un poco mejor!!

  4. Bauer says:

    Me quito el sombrero.

    Afortunadamente mis dos últimos eneros han sido meses increíbles, cargados de satisfacción y creo que ya sé porqué, pero si algún día se me olvida me volveré a leer el artículo para recordarlo.

    Un beso

  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.
  6. Eso de comenzar el año sin planes... cómo que este 2010 no me ha dado permiso para respirar.

    Es verdad que cuando haces las cosas porque quieres no hay esfuerzo que pese. Aunque si es verdad, que el deber, es el deber, y aunque nos cueste, en este nuevo año DEBEREMOS hacer muchas cosas por DEBER.

    Por cierto, eso de "hacer algo más con el cuerpo y el de la pareja, si se puede", tomo nota.

  7. Deborah says:

    Los eneros son malos sí, muy malos y es que siempre pensamos que porque empieze un año tenemos que cambiar todo lo que nos parece malo del anterior...pero porque no lo hemos pensado antes en octubre por ejemplo...no entiendo esa obsesión por enero, en realidad porque somos tontos...sí empieza un año pero nosotros ya estabamos antes, en el 2009, asi que sigamos con los proyectos que teniamos en la cabeza el año pasado y no nos demos prisa porque señores después de enero viene febrero, después marzo, etcetera, etcetera,jejejeje muy bueno,Inma lo del condicional simple del verbo deber,jejejeje