Marcando el contrapunto

Lejos de ser un espacio exclusivo para la celebración de bodas, bautizos y comuniones, la iglesia británica es mucho más que eso. Sin ir más lejos, la semana pasada, los pasillos de la Christchurch Priory se convirtieron en una improvisada galería de arte para acoger un mercadillo local de artistas artesanos. Desde pinturas o esculturas hasta broches de tela de lo más fashion convivieron junto a cirios y biblias creando una estampa un tanto peculiar.

Y para peculiar la campaña 'Church for the Night', una iniciativa que busca acercar la iglesia a los más jóvenes con actividades de ocio alternativas, entre ellas, diferentes exhibiciones artísticas o visuales. Bajo un halo de misterio, gracias a un juego de luces y a la música ambiental, St Peters Church se convirtió en escenario de este programa el pasado 18 de junio, una cita que merece la pena visitar, resulta interesante.

Y como guinda a este pastel, Bournemouth ofrece a sus visitantes divertirse como Dios en su exclusiva iglesia-discoteca, ubicada cerca de Lower Central Gardens. Al módico precio de seis libras, quizás hasta descubras el misterio de la Santísima Trinidad, ya se sabe que borracho la vida se ve diferente.

Una vez instalado en tu morada para los próximos meses, el objetivo es llenar la nevera sin que los ahorros para esta aventura se resientan. Si quieres un consejo, no lo dudes y corre al Asda más cercano -el más céntrico se localiza en la Railway Station-. No te arrepentirás.

Al puro estilo 'Hacendado', los productos 'Asda' se llevan la palma, al menos, en precio. Parece irrisorio pagar 0,18 peniques por un gel de baño o 0,36 por un tarro de mermelada. Ver para creer, pensaba mientras descubría tales pasillos plagados de bollos y chips.

Dicen que las comparaciones son odiosas y, en este caso, más. Resulta ilógico que por la compra de un limón -0,30 peniques- puedas echar en el carro casi dos paquetes de macarrones -0,36- eso sin olvidar que el paquete de patatas fritas más barato no baja de los 0,80 peniques. Supongo que los precios también responden a los gustos y a la cultura.

Ante todo, señores, y a pesar de esas minucias, hoy debo confesaros que I love Asda. Eso sí, busca, compara y si encuentras algo más barato, avísame, la pela es la pela.

Buscar piso en Bournemouth puede convertirse en un verdadero viaje a las cloacas si lo haces de la mano de alguna que otra inmobiliaria. No, señores, no exagero. Podrán llamarme tiquismiquis o repelente pero vivir rodeado de mierda no es lo mio. ¡Viva el estropajo y la lejía!

Aunque aparentemente en Reino Unido todas las casas son iguales, su interior puede convertirse en una verdadera caja de sorpresas. Grifos oxidados, inodoros ennegrecidos o cocinas que desprenden un putrefacto olor y un desagradable calor nada más entrar en ellas. Eso sí, sin olvidar a las candidatas a compañera de piso que te dan la bienvenida con cara de desquiciada, pelo grasiento pegado al casco y cortando cebolla con un hacha de cocina. ¡Palabrita del niño Jesús!

Si viajas a estas tierras inglesas y es por menos de seis meses -para el resto de inmobiliarias es el tiempo mínimo- te recomiendo que busques casa por las web Spareroom y Gumtree, a mi me funcionó. También puedes recurrir a darte una vueltecita por la universidad y buscar algún anuncio.