Valentín viste de Emidio Tucci


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Es evidente que al cabronazo de Cupido no lo aceptarán en ningún equipo olímpico de tiro con arco para las próximas olimpiadas porque el maldito niño alado tiene una mala puntería de la hostia. Seguro que cualquiera de ustedes pueden poner muchos y variados ejemplos de flechas mal repartidas, aunque en caso de que no se vean capaces o no se les venga ningún paradigma a la mente no duden en acudir a las revistas del corazón y verán que ejemplares más desagradables de la raza humana tienen la suerte de darse con un canto en los dientes.

Tradiciones como Halloween en Irlanda o en Estados Unidos es lo mejor de lo mejor, pero en España es una jodida ridiculez, es casi lo mismo que poner a la Virgen de los Dolores en procesión por la Quinta Avenida de Nueva York y cantarle una saeta desde el Empire State Building. Pues San Valentín es casi lo mismo porque en este país de cultura cristianizada, le pese a quien le pese, el tal santo no pintaba nada de nada -de hecho el amigo Valen no es que sea muy bien visto dentro de la propia Madre Iglesia precisamente- hasta que a las mentes preclaras de las madrileñas Galerías Preciados se les ocurrieron a mediados del pasado siglo aceptar esta tradición foránea para hacer caja. Como jugada comercial es lo demás aceptable, como tradición aceptada por los consumidores es de lo más idiota. Pero el amor es precisamente ser idiota y quieran los cielos, San Valentín o El Corte Inglés que ustedes sean idiotas porque de lo contrario mañana les va a rondar por la cabeza quieran o no quieran, a no ser que tenga a la soltería por religión voluntaria, la idea de lo desgraciados que son por estar solos. Y porqué hablaba de El Corte Inglés, pues porque el gigante comercial absorbió a las Galerías Preciados en la pasada década y ahora son ellos los que se dedican a lanzar las flechas, aunque eso sí, cambiando el uniforme de inmaculado trapito blanco para ocultar las partes nobles y las angelicales alitas por un traje de Emidio Tucci. Pero miren, pase lo que pase y piensen lo que piensen ingéniense un detalle para mañana si aún no lo han hecho porque puede quedársele cara de tonto cuando su pareja le ofrezca el suyo a pesar de que habían acordado no entrar en el juego.

Sea como sea, me voy a ir despidiendo de ustedes hasta el mes que viene porque tengo las horas contadas para subirme a un avión rumbo a Corea. Ya me irán conociendo, pero las culturas orientales no son de mis predilectas, excepto la coreana y tan sólo me interesa pasarme por allí los 14 de febrero. Al parecer la tradición por aquellas lejanas tierras consisten en que son las mujeres las que regalan a los hombres y no son precisamente las floristerías las que están abarrotadas sino las pastelerías siendo el chocolate el producto estrella; de esta manera las coreanas esperan un tiempo tras el que verán recompensada su buena voluntad con un regalo por parte del hombre. Estos últimos meses me he afanado en granjearme amistades a través de internet con un considerable número de coreanas. Para cuando esperen su regalo yo ya estaré en mi casa con cajas repletas de mi verdadera y única amante.

verbis@marcandoelcontrapunto.es

3 Responses to “Valentín viste de Emidio Tucci”

  1. franxu says:

    jaja muy bueno, pero ten cuidado a la vuelta de tu viaje y revisa tu espalda cuando bajes del avion

  2. Unknown says:

    El chocolate ya se sabe lo que viene a sustituir, señor Roquette. En fin, que San Valentín es una chorrada más para sacarnos los cuartos, los grandes almacenes no se dan cuenta del daño que hacen a los bolsillos y a los solteros que se deprimen viendo corazones en todas partes.

  3. Este Sandro se las sabe todas, que jodío el tio. Que verdad tienes, es que, señor, el amor nos vuelve tontitos, a algunos más que otros ehh?