Seguro que bajo la llamada de este título he conseguido captar a muchos lectores que creerán encontrar en estas líneas una fórmula mágica para conseguir todo aquello que no podemos conseguir, problema éste que condensa la mayoría de las frustraciones y pesares humanos.
Son tiempos de esos. La gente anhela tener un trabajo o una hipoteca pagada o unas vacaciones cuando no se pueden. Se anhelan imposibles como entender a las mujeres o encontrar hombres que nos entiendan a nosotras; se llora por sueños como ganar un Goya cuando uno sólo ha hecho la función del barrio. He aquí pues mi primer consejo psicológico del mes: coherencia. Uno no puede vivir empeñado en cambiar el pasado ni tampoco el futuro, porque para tener lo que no se puede tener lo que hay que cambiar es a uno mismo. Me explico: para tener experiencias y aventuras exóticas que contar no hay que tener dinero para un billete de avión, hay que tener iniciativa para salir de casa con un plan baratito; para tener unos abdominales prietos hay que tener voluntad; para conquistar a esa persona no hay que ser un bellezón, hay que explotar lo mejor de nosotros mismos.
Si querían una fórmula, con eso basta. Podemos añadir un segundo consejo, que sería el realismo. Es mentira que las cosas son como son: las cosas son como vienen. Uno puede amar mucho a su parienta y eso es, pero una noche le vienen la mismísima Marlene Moreau e Ivonne Reyes con una botella de champagne y le proponen hacer un poco de deporte y… ¡¡¡Ahhh, amigo!!! Eso ha venido –y nadie sabe cómo ha sido-. Y uno puede hacer deporte con las muchachas, pero entonces ya sabrá que no puede tener más a la parienta. Las circunstancias más insospechadas se nos presentan un día y nos cambian la vida, así, sin avisar. Para estos casos lo mejor es dejarse hacer, ser realista y aceptar lo que nos ha venido y sus consecuencias.
A veces, el dolor y el placer van de la mano. Nos vemos disfrutando de imaginar cómo sería nuestra mansión y su piscina, con el realismo de fondo de nuestro pisito de 50 metros y, lo que es más, gozando inexplicablemente de la sensación de que no sea más que un sueño, como si al hacerlo realidad le viéramos a la finca las humedades y goteras que elimina la fantasía. La fantasía es nuestra, no hay escándalo ni culpa ni pecado ni imposible. Ahí sí se puede tener todo. Y gratis.
De cómo tener lo que no se puede tener
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pienso@marcandoelcontrapunto.es
Se me ocurren otros nombres como mejor opciones para "hacer deporte", no sé si me explico...
Ahí está el truco de la vida, en saber elegir....