Archive for octubre 2010

Una aventura en los mares


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Por dónde nos habíamos quedado?Después de más de dos meses alejada de estos parajes internáuticos, una ya no sabe por dónde empezar, qué contar, ni cómo terminar pero supongo que tengo buen material que ofrecer, así que empezaremos, como toda buena historia, por el principio.

No sé si llegué a anunciaros en la entrada del mes de julio que durante la primera semana de agosto me embarcaría en lo que terminó resultando un viaje de ensueño. Y quién lo iba a decir, porque a pesar de que iba con una excelente compañía, por qué no decirlo, con mi mejor amiga, al ser una experiencia totalmente nueva para mí siempre tiendes a no hacerte muchas ilusiones para que a la vuelta no vengas con la maleta cargada de desilusiones, además de los cientos de regalos para la familia.

Bueno, pues al final resultó que eso de viajar por alta mar me iba a gustar más de la cuenta. Salíamos el 31 de julio desde el puerto de Málaga y recuerdo que me pasé toda la noche anterior imaginándome cómo sería la primera toma de contacto con el barco, cómo sería la primera vez que viera al 'bicharraco de 14 plantas' atracado en aguas malagueñas -perdonad el lenguaje vulgar pero es cómo mejor puedo expresar mis sensaciones-. Recuerdo que estábamos en el coche y se podía ver de lejos lo que durante esa semana sería nuestra casa.

'Adventure of the seas' de la compañía Royal Caribbean, ese era el nombre del primer crucero que he hecho en mi vida, pero seguro que no será el único porque cuando te bajas para regresar a casa lo haces con la sensación de que has descansado, pero también has visto y disfrutado lugares insólitos, concretamente, nosotras pudimos conocer Cagliari y Ajaccio, capitales de Cerdeña y Córcega, respectivamente; la cosmopolita Palma de Mallorca, con sus empanadas y collares de perlas; y la increíble y majestuosa Roma, una ciudad con la que te quedan ganas de quedarte a vivir unos meses para exprimirla de verdad.

Por ello, este viaje me sorprendió bastante porque generalmente cuando te vas de vacaciones a un lugar, tú te ves obligado a decidir cómo vas a catalogar ese viaje, si será más bien para relajarse, alejarse del estrés diario del trabajo y entonces toca tirarse en la hamaca y esperar a que llegue la hora de comer para ir al bufet del hotel y comer lo que normalmente tardas en digerir una semana, o más bien, decides ir a una ciudad para verla de cabo a rabo sin pararte siquiera a observar la belleza del no hacer nada. Pues el crucero es un término medio y no te dejan tomar esa decisión, y la verdad que por una vez que no tienes que pensar que hacer, yo encantada.

No sé cómo serán las demás compañías pero mi crucero, aunque estuviera totalmente impregnado del ambiente americano, fue más que completo. Desde el trato que te da el personal hasta todos los detalles de las diferentes salas y de la habitación. No sé cuando volveré a acoplarme en uno de esos 'bicharracos' ni con quién -será difícil igualar tu compañía, Inma-, pero lo que sí sé es que volveré a alta mar.

'Felipe y Letizia' vs 'Hispania'


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Duelo de titanes, con un gran perdedor: el público. Hace unos días, indignado por el tira y afloja mantenido por Antena 3 y Telecinco para la emisión de sus 'bombazos' de temporada, creí oportuno contar hasta diez y esperar al 'día de resaca' antes de posicionarme en esta batalla. Pues bien, señores, hoy ha llegado el momento. El problema: que ya se me han adelantado. ¿Quién? La Subsecretaría General de Medios Audiovisuales.

Con una obsesión que roza lo absurdo, Telecinco ha luchado con uñas y dientes para echar por tierra a la serie de Bambú Producciones, un empecinamiento que, al parecer, le va a pasar factura. La cadena de Vasile se enfrenta a una multa que podría alcanzar los 500.000 euros, una cifra cercana a los 350.000 que ha dejado escapar Antena 3 con el objetivo 'de no perder ni un solo espectador'.


Pero al margen de la pasta -algo que no me quitará el sueño-, vamos a lo que realmente me ha removido el estómago. Me parece ruin, rastrero e, incluso, vomitivo jugar con los espectadores como lo han hecho estas dos cadenas, principalmente, Telecinco.

Cual saltamontes, durante estos días ambas producciones han saltado en la parrilla sin ningún miramiento, incluso 'Felipe y Letizia' llegaron a desaparecer de la programación. Es lamentable tener que recurrir a estos sabotajes para rascar en los datos de audiencia, o quizás, lo que verdaderamente importaba era el fracaso del contrario. Un rito a la humillación.

Saben qué es lo más patético, la guerra mediata post-emisión de ambas cadenas para recalcar el éxito de sus producciones, cada vez se parecen más a los políticos. Eso sí, la crítica y los datos de audiencia -aunque por la mínima- se han decantado por los romanos.

Solo espero que batallas como 'Felipe y Letizia' vs 'Hispania' no se vuelvan a repetir.

Nuevo Ejecutivo, con morritos que envidiar


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A diecisiete meses de las próximas elecciones generales, José Luis Rodríguez Zapatero parece haber encontrado la estrategia para dar 'jaque mate' a la crisis. La semana pasada, el presidente presentaba al nuevo Ejecutivo que lo acompañará de la mano en sus últimos días de pena y gloria. Unos se van, unos cuantos se mueven y otros se incorporan. ¿La receta del éxito?

Entre las despedidas más sonadas, se encuentran la de Teresa Fernández de la Vega que deja su puesto a Alfredo Pérez Rubalcaba. Eso sí, a la ex vicepresidenta la noticia no le ha pillado por sorpresa, ella siempre está 'con las maletas hechas'. Por si acaso. Asimismo, Celestino Corbacho paga los platos rotos de la reforma laboral, muerto el perro se olvida la rabia. Pues va a ser que no. Eso sí, el nuevo ministro ya habla de posibles modificaciones como el despido objetivo.

Pero sin lugar a dudas, Leire Pajín y sus morritos se han convertido en la gran protagonista de la semana, no solo por incorporarse al Ministerio de Sanidad -Trinidad Jiménez pasa a Exteriores-. Al parecer, más de uno se deja cautivar por los labios de nuestra nueva ministra, al menos, así lo ha reconocido el alcalde de Valladolid, Francisco Javier de la Riva. Unas declaraciones un tanto inoportunas y sin justificación, pero ya se sabe, la oposición no da tregua. 'Se va a dedicar a dar condones a diestro y siniestro', argumenta. ¡Ojalá, señor alcalde, ojalá oiga sus palabras! Sin duda, un gran avance, por mucho que le pese.

Y como era de esperar, Mariano Rajoy no se ha hecho de rogar. Nuestro futuro presidente, muy a mi pesar -y no es que no defienda un cambio de gobierno, pero no de la mano de nuestro querido pepero-, ha asegurado que esta operación es simplemente una venta de humo o, mucho mejor, 'una disputa entre fulanismos'. Asimismo, y como viene siendo habitual, Rajoy ha vuelto a pedir elecciones anticipadas. Solo le basta gritar eso de: 'Váyase, señor Zapatero'.

Fuera de cobertura


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¿Para qué necesita un escolar de 11 años un teléfono móvil? Al parecer para algo más que llamar a Carlitos y pedirle ayuda con los deberes de Matemáticas. Los últimos estudios apuntan que el 70% de los niños españoles, de entre 10 y 15 años, tienen su propio teléfono -porcentaje arriba o abajo dependiendo de la comunidad autónoma-. Y vuelvo a reiterar: ¿para qué? Debo confesaros que este dato me ha dejado un tanto fuera de cobertura. Sin batería, si me apuran.

¿Un capricho más o una autentica necesidad? El poder de las nuevas tecnologías y el terrible mal del consumismo van muy ligados en este fenómeno hasta el punto de crear necesidades que no lo son. ¡Y es que estos pequeños son los consumistas por naturaleza! Lo quieren todo, lo necesitan todo, todo y todo... pero, señores, para algo están los padres, y no solo me refiero para sacar la tarjeta frente a la cajera.

Hasta los 18 años no tuve mi primer terminal, y diréis que eran otros tiempos -tampoco soy tan mayor-. Hasta el momento, nunca me hizo falta un móvil, es más, me sobraba. Las circunstancias me obligaron -la vida universitaria es lo que tiene-. Ahora, si tienes 12 años y no tienes un modelo 3G eres 'un bicho raro'. '¡Chica, cómo si no vas a votar para que no echen al guaperas del reality!'

Y es que, señores, todo es un negocio, a fin de cuentas. Pero eso sí, un poquito de cabeza y de control que después llegarán las facturas y.... 'castigado sin ver a Bob Espponja'.

Liberados de la mina, atrapados en los medios


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Algunos de los lectores de este blog pueden llegar a haber pensado que el escribiente podría encontrarse entre los miembros de chilenos atrapados que han venido copando la mayor parte de los espacios informativos debido a mi prolongada ausencia. Pero no, después del mes de vacaciones y de algunos problemas de memoria durante el extraño mes de septiembre volvemos a esta santa casa aunque el jefazo se resista a la revisión de contrato.

Sería difícil evadir el tema de ese grupo de mineros que han permanecido en las entrañas de la tierra una temporada excesivamente larga. Una vez que todo el asunto se mira desde el pasado, casi como un hecho histórico, y que ha terminado de una manera agradable se recuerda de una manera muy diferente a si hubiese concluido de una forma desastrosa. Esto es algo evidente, pero el circo comienza ahora: libros, películas -posiblemente en dos versiones: para la gran y la pequeña pantalla-, series de televisión y, porqué no, una telenovela de mil ochocientos capítulos. Después nos quedará el eterno debate sobre la veracidad de la adaptación.

Ahora, sin embargo, y antes de que comience la rentabilidad económica a través de publicaciones y producciones más cercanas a la ficción que a la realidad, podremos escuchar los testimonios en primera persona de los diferentes mineros y sus desgracias, incluso posiblemente alguna lagrimita que haga que en televisión se trivialice sobre este acontecimiento y donde antes se veía una historia de superación humana comencemos a observar un preparado sentimental que sólo hará que comencemos a opinar de una forma muy diferente. De momento, las primeras reacciones entre las familias y los protagonistas ya empiezan a escucharse y las diferencias entre los que quieren hacer un pacto de silencio y quienes ya han ofrecido las primeras entrevistas.

Los medios de comunicación han pasado de ser precisamente un medio para informar a pasar a ser un medio para todo lo demás y si la información cabe en ese 'todo lo demás' pues bien, en caso contrario pues mala suerte porque tampoco es una de las prioridades. ¿Qué importa de todo este asunto? El mundo ya conoce los hechos: un número determinado de mineros atrapados durante un número determinado de días y una salvación mediática. Hasta ahí todo bien, pero ahora comienza la segunda parte que deberemos ver como transcurre. De la guerra de Irak podemos tener en la cabeza aquella imagen de la estatua de Sadam cayendo como símbolo del triunfo, pero aquello sólo fue una pantomima que todos nos acabamos tragando mientras que la realidad del país ha sido muy distinta durante todo este tiempo. Uno de los mineros dijo que durante toda la experiencia que ha vivido se ha peleado con Dios y el Diablo y que acabó ganando Dios demostrando que su fe le ayudó a sobrevivir; la cuestión ahora es si el infierno estaba abajo en la mina o en el acoso en la tierra.

¡Ni lavados con Ariel!


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'Miedo, tengo miedo. Miedo de perderte. Sueño noche y día que sin ti me quedo'. Versos como los anteriores han sido interpretados por grandes estrellas de la canción española a lo largo de la historia, han inundado teatros nacionales con un patio de butacas a rebosar y no hay quien se haya resistido alguna vez a entonarlos. Pero, señores, esta letra cobra un mayor sentido en días como hoy, al menos, para una de sus interpretes: Isabel Pantoja. -Claro está, en su caso, miedo a perder la guita-.

Quién le iba a decir a nuestra tonadillera por excelencia que 'don bigotitos' le iba a traer tantos problemas, ella que se había ganado el favor de todo su público a pesar de los tristes y atacantes comentarios de la actual colaboradora de 'Sálvame'. ¡Aquí hay tomate, Mila!

Tras declarar en los juzgados de Málaga, Isabel Pantoja se enfrenta a un fianza de 3,6 millones de euros, una deuda que la cantante ha asegurado que 'responderá con sus bienes'. La pregunta es: cuánto dinero se ha tenido que birlar ante desorbitada cuantía. ¡Ni lavados con Ariel! Y qué me dicen de nuestro ex alcalde, hasta 7,4 millones de euros. Al parecer, según el juez, éstos se han llevado la pasta 'calentita para la buchaca'.

A la salida de los juzgados y sin hacer ningún tipo de declaraciones, la Pantoja solo espera que se haga justicia, algo que, fíjate, todos estamos deseando. Eso sí, que sea lo que el juez estime oportuno, nosotros no vamos a entrar en hacer veredictos.

PD. Se avecina un aluvión de exclusivas de nuestros corruptos malayos, esperen si no.

De cómo mirar de frente


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Entra uno a una farmacia y dice:
-Buenos días, ¿me da una caja de rfgjfkll-ivos?
-¿Perdone?
-Una caja de privjfkjft-ivos.
Mirada incomprensiva de la señorita. Y una semana sin dolores de cabeza porque lo que al final se lleva son unas bonitas –y efervescentes- aspirinas.

¿Cuántas veces nos ha pasado? ¿Cuántas malas cenas hemos tenido que aguantar por no tener el valor de decir 'este solomillo está crudo' o 'creo que el pez espada aún podría desenfundar, debería cocinármelo un poco más'? Ay, la asertividad. Y es que no es fácil, pero tenemos que ser capaces de mirar de frente, ahí, a los ojos del otro, sin más, sin bajar la mirada.

Si bien lo anterior eran sólo ejemplos, en esta nueva entrada de mi casi olvidada sección lo que intento es que aprendamos a mirar a los ojos a todo el mundo, sea para lo que sea: para reclamar, para comprar profilácticos, para explicar cómo nos sentimos, para pedir favores, información o para pedir perdón; para contar lo que nos ha pasado, para entrevistar, para saludar y en fin, para muchas situaciones de la vida diaria.

Veamos, la primera e inconsciente razón por la que no somos capaces de aguantar la mirada del otro es la vergüenza, porque nos sentimos intimidados frente a una imaginada superioridad del otro. Lo primero por tanto es eliminar esa sensación, aceptar nuestro propio punto de vista para no tener que desviarla: somos lo que somos, debemos aceptar nuestro rostro con sus gracias y sus defectos, no taparlo y presentarlo como nuestra mejor tarjeta. Levantar la cabeza. Para ello, un claro ejemplo: pongamos por caso que dos sujetos de sexo masculino se acercan a saludar a Nacho Vidal. Podríamos saber cuál de los dos es más parecido al él sólo con observar si se sienten o no intimidados. (Por supuesto nos decantaríamos por el que mantenga sus ojos clavados en los del actor).

¿Por qué si no hay periodistas incapaces de hacer televisión? El pánico a las cámaras existe y la única razón es la angustia que siente el sujeto ante la imposibilidad de retirar la mirada del objetivo si quiera para descansarla, la angustia de mostrarse tal y como uno es mirando a los ojos. Muchas personas acostumbradas a hablar en público se vienen abajo sin embargo al mirar sólo a un interlocutor.

Cuando miramos de frente pensamos que nos están juzgando, y eso no nos gusta. Pero además de aceptar que nuestra cara es la que es y punto, hay que aceptar la naturalidad de que nuestra mente construya casi automáticamente ideas sobre todo lo que ve. Y no pasa nada. De hecho, cuanto más capaces seamos de mostrar una mirada firme, más seguros pareceremos. La gente que desvía o baja la mirada miente u oculta, parece oscura, inferior y no inspira confianza.

Mantener un hilo imaginario entre nuestra pupila y la del otro nos ayudará a que nos tomen en serio e incluso a tomarnos más en serio a nosotros mismos. La mirada fija dice: 'Sí. Y qué pasa'. Se puede practicar esto mucho con la gente que no calla. Todos conocemos a uno –a una, generalmente- de estas. Prueben a pasar de lo que les está contando el sujeto –o sujeta, casi siempre- y concéntrese en mantener la mirada. Ya puede pasar detrás el famoso burro volando con Hugo Silva en pelotas montado encima, usted no quita la mirada de los ojos de quien le habla, porque está en juego el proceso para convertirse en alguien mucho más seguro de sí mismo y, por tanto, más feliz. Aunque tenga que perderse semejante momento.

No hay mal que por bien no venga


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Recuerdo aquella mañana que, de prisas y corriendo, tuve que salir de la redacción rumbo al Palacio de Cropani de Málaga -ahora convertido en vinoteca-. Él estaba ultimando los preparativos para su próxima exposición, sin duda una revelación para aquellos que no conocíamos esta faceta. Nos sentamos en una de las salas, comenzamos a charlar y, para seros sinceros, fue desvaneciendo cada una de las 'etiquetas' que los medios de comunicación le habían colgado. De lo que no me quedó dudas es de que Lluís Llongueras es una verdadera caja de sorpresas.

Más de uno os preguntaréis cuál es el motivo de esta retahíla que os acabo de plasmar, pero señores, me ha sido imposible leer la última noticia sobre el peluquero-artista sin que me viniese a la memoria esa entrevista que hace ya más de dos años le realicé y de la cual guardo un grato recuerdo.

De fuera vendrán y de tu casa te echarán... en el caso de Llongueras, no ha hecho falta de tan lejos. El peluquero por excelencia de este país ha sido despedido por su hija de la empresa que el mismo creó. Al parecer, en el burofax enviado, argumentan que prescinden del artista 'porque las tareas que realiza no lo son a satisfacción de esta empresa ni ostenta actualmente ningún poder notarial para ejercerlas'. Peculiar, al menos, las vueltas que da la vida.

Por su parte, Llongueras ha reconocido que 'intentando ser buen padre, al formar esta empresa, se pusieron las acciones a nombre de varios familiares'. Ahora, el peluquero se las ve y se las desea. Quién sabe, quizás esta 'repentina sorpresa' le ayuda a que todos se olviden de su faceta con las tijeras y comiencen a conocer esta nueva cara. En mi opinión, y según pude ver en la exposición del Palacio de Cropani, Llongueras es un artista más allá de los lavacabezas. No hay mal que por bien no venga.

Un 'simpa' a la vejez viruela


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Nunca se nos ha advertido de lo peligroso que puede ser irse de cervecitas con los colegas, no hablo de con un extraño, sino con los 'amigos del alma'. De pequeños, todos sufrimos al temido hombre del saco o el sin piedad 'que viene el coco', pero nadie se acordó de alertarnos de lo verdaderamente preocupante: el poderoso caballero don dinero.

Como un domingo cualquiera, tres amigos conversan amigablemente en un bar, para ser más exactos, en el barrio madrileño de Vallecas. Los tres tienen alrededor de sesenta años, edad para la que no estoy autorizado reproducir su conversación. Quizás hablan de fútbol, del último ligue del viudo o de lo eficaz de la viagra.

No lo sé.

El problema llega a la hora de pagar la cuenta de los 'pelotazos' que nos hemos echado al buche. Al parecer, los tres se olvidaron sus respectivas carteras en sus respectivas casas. Eso sí, el cuchillo que nunca falte. Ante la negativa de hacer frente a la factura, uno de los hombres sacó dicha arma blanca convirtiendo el local en una improvisada carnicería: los tres terminaron apuñalándose los unos a los otros. Estos peculiares clientes fueron trasladados al hospital, esperemos que con mejor humor. ¡Pobre personal sanitario!

El kit de la cuestión: un puñado de euros... ¿a tanto ascendía la factura? Estos abueletes se habían puesto las botas, ¡Ay, caballeros! Si es que ya lo digo, mejor, pagamos a media.