El fin de una era, el fin de mi era. Quizás este sea el último post de mi vida, quizás. Tal vez mañana un trozo de hojalata teclee sus reflexiones en mi 'casi recién estrenado ordenador'. Quizás, ya no haya cabida en este mundo para mí, ni para los millones de periodistas que nos ganamos la vida como buenamente nos permite esta profesión. Tal vez, esto solo sea una retirada a tiempo que nos brinda la Ciencia.
Y no me acusen de alarmista, la Tecnología ha hablado. Amén. Son ante noticias como ésta, cuando a uno le dan ganas de gritar: ¡Os podíais estar quietecitos, listillos! Investigadores de la Universidad de Tokio han logrado desarrollar un robot capaz de trabajar como uno de nosotros: detecta noticias en su entorno, se documenta en Internet y las publica. ¡Yo ya me he echado a temblar! Confiemos que esta información no trasciende a nuestros superiores.
¡Viva el Periodismo tradicional!
Por muy preciso, correcto e imparcial que sea. A pesar de todo, el periodista de carne y hueso siempre tendrá un par de 'ases' bajo la grabadora. No necesitamos que nos 'formateen' -bueno, a más de uno no le vendría mal-; no funcionamos a batería -aunque a primera hora de la mañana tengamos que tirar de la taza del café-; y lo que es más importante, no nos 'bloqueamos' en mitad de la faena -ejem, ejem...-. Es más, y lo más importante, somos personas -por muy subjetivo que pueda sonar-, y es que, nunca un ordenador podrá conectar, simpatizar y fomentar ese lazo de cercanía que une al ciudadano con la información.
Quizás, tal vez...
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