Algunos de los lectores de este blog pueden llegar a haber pensado que el escribiente podría encontrarse entre los miembros de chilenos atrapados que han venido copando la mayor parte de los espacios informativos debido a mi prolongada ausencia. Pero no, después del mes de vacaciones y de algunos problemas de memoria durante el extraño mes de septiembre volvemos a esta santa casa aunque el jefazo se resista a la revisión de contrato.
Sería difícil evadir el tema de ese grupo de mineros que han permanecido en las entrañas de la tierra una temporada excesivamente larga. Una vez que todo el asunto se mira desde el pasado, casi como un hecho histórico, y que ha terminado de una manera agradable se recuerda de una manera muy diferente a si hubiese concluido de una forma desastrosa. Esto es algo evidente, pero el circo comienza ahora: libros, películas -posiblemente en dos versiones: para la gran y la pequeña pantalla-, series de televisión y, porqué no, una telenovela de mil ochocientos capítulos. Después nos quedará el eterno debate sobre la veracidad de la adaptación.
Ahora, sin embargo, y antes de que comience la rentabilidad económica a través de publicaciones y producciones más cercanas a la ficción que a la realidad, podremos escuchar los testimonios en primera persona de los diferentes mineros y sus desgracias, incluso posiblemente alguna lagrimita que haga que en televisión se trivialice sobre este acontecimiento y donde antes se veía una historia de superación humana comencemos a observar un preparado sentimental que sólo hará que comencemos a opinar de una forma muy diferente. De momento, las primeras reacciones entre las familias y los protagonistas ya empiezan a escucharse y las diferencias entre los que quieren hacer un pacto de silencio y quienes ya han ofrecido las primeras entrevistas.
Los medios de comunicación han pasado de ser precisamente un medio para informar a pasar a ser un medio para todo lo demás y si la información cabe en ese 'todo lo demás' pues bien, en caso contrario pues mala suerte porque tampoco es una de las prioridades. ¿Qué importa de todo este asunto? El mundo ya conoce los hechos: un número determinado de mineros atrapados durante un número determinado de días y una salvación mediática. Hasta ahí todo bien, pero ahora comienza la segunda parte que deberemos ver como transcurre. De la guerra de Irak podemos tener en la cabeza aquella imagen de la estatua de Sadam cayendo como símbolo del triunfo, pero aquello sólo fue una pantomima que todos nos acabamos tragando mientras que la realidad del país ha sido muy distinta durante todo este tiempo. Uno de los mineros dijo que durante toda la experiencia que ha vivido se ha peleado con Dios y el Diablo y que acabó ganando Dios demostrando que su fe le ayudó a sobrevivir; la cuestión ahora es si el infierno estaba abajo en la mina o en el acoso en la tierra.
Liberados de la mina, atrapados en los medios
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Si ya lo dice el dicho: ir de Guatemala a Guate-peor...