Vividores. Destructores. Basura. Son pocas las profesiones que pueden presumir de despertar tal alarido de calificativos, es más, consiguen hacerla más prestigiosa. Hay quienes aseguran que el mundo de la comunicación está repletito de engreídos, prepotentes y gente sin escrúpulos, y ¿qué hago yo aquí? Sin lugar a dudas, esta pregunta es la respuesta a la vergüenza que me ha hecho sentir el formar parte de esta profesión. Hoy me avergüenzo de ser periodista.
Un circo de títeres y payasos en el que todo vale para conseguir la exclusiva, pise a quien pise, machaque al que machaque, en el periodismo parece no existir más reglas que la de las 6W. Dicen que en todo campo hay trigo y malas hierbas –bueno, en verdad, me lo acabo de inventar- y es que necesito creer que hoy nos hemos topado con uno de esos bichos verdes que, por más que intentamos exterminarlo, no deja de pudrir la manzana del tiesto. ¡Esto pasa hasta en las mejores familias!
Tenemos el poder de reflejar el mundo como se nos antoje, por suerte o por desgracia es así, la fuerza del cuarto poder, pero de ahí a caer en la tiranía, compañeros, hay un trecho. Es cierto que se adornan las declaraciones, se maquillan las fotografías o se suprimen ciertos datos, pero lejos de justificar estos gajes de la profesión, lo que intento aclarar es que hay algo que esta por encima de todos esos errores: MANIPULAR la realidad. El periodista tiene el deber de reflejar la situación tal cual, no de provocarla. Pongámoslo en situación.
La prensa se concentra en los exteriores de las dependencia policiales, esperan la llegada del joven Diego Pastrana acusado –ahora ya sabemos que injustamente- por la muerte de la niña Adriana. El público, como es normal, se amontona en el lugar. A la llegada del detenido, espontáneos comienzan a recriminar al acusado. Hasta ahí, algo lógico. El problema llega cuando es el periodista el que incita al público a insultar al joven. Quiere conseguir un espectáculo de morbo, rabia y coraje, eso seguro que vende mejor. ¡Menuda vergüenza! Sin ir más lejos, hasta al propio “profesional” le ha costado reconocer su culpa. Pero chico, tú mejor que nadie sabes que una imagen vale más que mil palabras.
Por cierto, antes me preguntaba qué hacía yo en esta profesión, quizás, aportar mi granito de arena para conseguir un mejor periodismo, al menos, eso intento.
Hoy me avergüenzo de ser periodista
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la verdad que es lamentable lo de este manipulador porque de profesional tiene poco...afortunadamente existen muchos periodistas como tu que luchan por una informacion justa y real.animo!!!
Ui, qué me ruborizo, -muy bien Fran creo que no se ha notado que eres mi hermano, te ha quedado muy natural jijii-