Marcando el contrapunto

Debo reconocerlo, las redes sociales nunca han sido mi fuerte. Y no es que me considere un paleto, solo que no iban con mi rollo. Eso sí, hasta que dos vividoras despertaron mi ego fotográfico al grito de ‘Foto Tuenti’ allá donde fuéramos. Desde aquel día, mi horizonte virtual cambió por completo, juraría apuntar que soy un hombre nuevo (risas). Bueno, bueno, tampoco es para tanto. Recuperar el contacto con amigos del colegio, recordar batallitas o presumir de tus gloriosas fiestas al amparo del ‘flash’ han convertido a la Red en el mejor escaparate de tu propia vida. ¡Me siento como en Gran Hermano!

Llegué a convertirme en fanático seguidor de esta red social, incluso renegaba del tan “divertido, polifacético y original” Facebook, yo siempre le sería fiel a Tuenti. Pero todos sabemos que la carne es débil, y como pecador que soy sucumbí a los placeres de esta nueva dimensión. ¡Con mil y una aplicaciones: que si el trébol de la suerte, las frases más sonadas de Carmina o incluso las hijas de Zapatero tuvieron sus contados días de gloria! Señores, estaba frente a una nueva era, la era del futuro. No hay empresa ni famoso que se precia que aún no se haya ganado su hueco en este espacio virtual, es más, la semana pasada Facebook saltaba a la palestra al alcanzar la escalofriante cifra de 350 millones de seguidores, ¡yo lo querría para mi blog!

Pero si las sorpresas solo acaban de empezar, ya me diréis que cara se nos debe quedar al descubrir a una gata con Tuenti –un beso Nadia- o descubrir a una niña un tanto repelente encabezar las listas del Facebook. ¡Qué mundo loco! ¡Hasta este blog tiene su propio hueco! –que por cierto, muy pronto saltaremos a la era del futuro, y hasta aquí puedo leer-. Pero, sin lugar a dudas, la última moda de este circo social es hacerse admirador de mil y una chorrada, y si no me creen, escuchen. ¿Qué les parece ser seguidores de “Yo también creo que Esperanza Gracia es el Gallo Claudio disfrazado”, declarase fan incondicional de las “Señoras en bata que te cuentan lo que ha sucedido en reportajes de sucesos” o hacerte admirador de “Yo nunca vi al señor que regalaba droga en la puerta del colegio”? ¡Manda narices! Y esto es solo un aperitivo, ¿quién da más?

Por cierto, hoy la galleta de la fortuna me ha asegurado que en unos días un proyecto muy interesante llegará a mi vida, pero que desconfíe de aquellos que me dan la espalda cuando se alejan. Andaré con pies de plomo.

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