Que levante la mano aquel que no haya tenido ganas de tirarse por la ventana a lo largo de la mañana. O aquel que no haya ido a la máquina del café en más de una ocasión para poder concluir la jornada dignamente. Señores, qué pronto se acostumbra el español a lo bueno.
Regresar al curro después de la Semana Santa puede convertirse en un verdadero calvario si no miras el calendario y cuentas los días que restan para disfrutar del Puente de Mayo, y no digamos de las vacaciones de verano, aunque estas, para muchos, aún no se deslumbran en el horizonte.
Cuatro días de descanso y ya te sientes incapaz de volver a realizar lo que hacías antes de irte. ¡Ay, el ser humano! Pero lo que si es verdad es que se debería estudiar por qué regresamos más cansados de lo que nos fuimos, no se suponía que, precisamente, íbamos a descansar.
Bueno, os dejo, que me siento algo cansado.
¿Cansado?
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