Marcando el contrapunto

El ser humano está de enhorabuena. Días como hoy son los que engordan los libros de historia, prenden una luz al fondo del túnel y despiertan la esperanza perdida, porque, al fin y al cabo, lo que verdaderamente importa es que tu vida y la mía cambien. Es difícil marcar con el puntero lo trascendental de este avance, compararlo con la revolución causada por la Red o con los últimos hallazgos de agua en la Luna. No, al menos yo no podría, pero lo que sí está claro es que hoy la Humanidad entera ha dado un pasito más hacia nuestra ansiada utopía como especie.

Seis años de intenso trabajo, más de 16.000 voluntarios y una larga lista de experimentos, ensayos y, como no, errores. Pero quienes la siguen la consiguen. Hoy un grupo de investigadores de Estados Unidos y Tailandia han presentado en Bangkok una vacuna que reduce el riesgo de contagio del sida en un 31,2%, un logro pionero para frenar la enfermedad en humanos con este tipo de medicamentos. Y aunque desde la organización recomiendan no echar las campanas al vuelo, yo no puedo evitarlo, hoy el mundo ha cambiado, de eso no hay dudas.

De camino hacia la consecución de una vacuna eficaz y segura contra esta enfermedad, los investigadores apuntan la próxima década como crucial para lograr que el medicamento alcance una efectividad similar a las vacunas contra la gripe, en torno al 80 por ciento, un logro para el que se necesitará dedicación, esfuerzo y, como no, presupuesto. ¡El gran problema! Que los gobiernos se dejen de tantos ensayos nucleares, de altas inversiones armamentísticas y centren su atención –y sus bolsillos- en los miles de centros de investigación que día a día intentan arañar cualquier céntimo para no tirar la toalla.

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