Te prestó cobijo cuando más lo necesitabas, ahora, no le falles. Te tendió la mano cuando nadie confiaba en tus ideas, él también se merece una segunda oportunidad. Supo ser un hombro en el que llorar, el mejor de los Cupidos, el que nunca te abandonaría por otro, y tú ¿le guardarás fidelidad? Ya han sido muchos los que han caído por el camino: el popular ‘Casi ke no’, la conocida ‘Taberna Serrano’ o la tan olvidada ‘La tertulia’. Este invierno, no te lo pienses, apadrina un bar
Rincón predilecto por antonomasia. Qué sería de nuestra vida sin la recurrida escapada con los colegas al antro de enfrente de casa, sin las quedadas con la chorvi en el bareto de al lado de su barrio o, desgraciadamente, sin las dominicales comidas con la familia de la parienta en el más ‘cool’ de los restaurantes. No, no seríamos españoles, tierra que cultiva más bares por metro cuadrado que alcachofas en su huerto tiene ‘la Rociíto’, y es que nos gusta más una cantina que a ‘Sálvame’ inventarse una muerte.
Jamoncito serrano. Cervecita, de la buena. Queso, de la misma Castilla. Langostinos que aún huelen a las marismas. ¡Ay Dios, luchemos por nuestras cantinas! Y es que lejos de pecar de alarmista, para nada es mi intención, la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) alerta de que tras la temporada de verano, más de 5.000 bares y restaurantes podrían colgar el cartel de ‘Cerrado’, y por motivos que no falten. La difícil cuesta fruto de la crisis se une a la reordenación de la Ley de Costas, una medida que pondría en el aire el futuro de miles de chiringuitos en todo el litoral mediterráneo, y al endurecimiento presentado por Sanidad de la normativa anti-tabaco, última orden que podría ser el ‘jaque mate’ definitivo para la pequeña hostelería.
Así que ya saben, no se me hagan los remolones. Apaguen el ordenador, pónganse guapos y tiren ‘pal’ bar de la esquina, una tapita y una caña nunca sientan mal a nadie. Y estoy convencido que vendrán acompañadas de más de una carcajada, ¡a vivir qué son dos días!
Apadrina un bar
.
Eso sí que sería vida: salir del trabajo para reunirte con tus compis o tus amigos a tomar algo alrededor de unas risas. Eso es la chispa de la vida.
Hombre por Dios, si es que los bares forman parte de nuestra personalidad, de nuestra rutina, de nuestra vidaaaaa, oleeeee las buenas cervecitassssss