Marcando el contrapunto

Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, o tres, o cuatro... que si nos caemos, nos volvamos a levantar, pues por más que nuestros mayores nos riñan al lema de 'ya aprenderás de tus propios errores', una y otra vez sucumbimos cual inocentón a las trampas del destino. Y es que, señores, hoy sale a la luz las principales lagunas de este proceso de aprendizaje, nunca custionado, aparentemente eficaz pero que ni a la de tres da resultado.

Científicos del Massachussets Institute of Technology (MIT, en EEUU) han descubierto que las células del cerebro implicadas en la memoria y el aprendizaje responden mejor cuando el individio comete un acierto que cuando sufre un error, en cuyo caso los expertos mantienen que apenas se prudecen cambios en el cerebro y para nada conlleva una mejora de su comportamiento. Eso de aprender a golpe de 'mollera' parece ser que tiene los días contados, ahora comprendo porque mi gran amigo Manolito nunca pasó de cuarto.

Se acabaron las riñas por nuestros errores, ahora les toca el turno a los premios por nuestros aciertos ¡Más de un padre de familia se habrá echado a temblar! Pero qué le vamos hacer, todo sea por la educación de sus pequeños, así que chicos ya sabéis ¡Pedid, pedid, por esa boquita! -espacio patrocinado por una importante marca comercial-. Pero la pregunta del millón sería ¿cómo solventamos pues estos leves quebraderos de cabeza? ¿Si no aprendemos de los errores cómo podremos superarlos? ¡Ay, Dios que la cosa es más complicada de lo que aparentaba! Yo por si acaso, seré bueno, no hay que tentar a la suerte.

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