Marcando el contrapunto

Pérdida en el mundo que había anhelado, cual marioneta sin voluntad con ojos inyectados en ilusión, con el ansia de conseguir su sueño, sin rumbo ni orientación pero con un destino innato: vivir por y para la música. El despertar de una joven de mirada profunda y piel de madera resurge a golpe de acordes estremecedores ante un público expectante de dejarse envenenar por la pantera en libertad. Adagio Tour, la esencia de sentir.

Cierra los ojos, abre los oídos, despierta tus sentimientos. Aclamada por un patio de butacas que supo reconocer desde un primer momento la entrega de la catalana, Mónica Naranjo aterrizó en Sevilla con la fuerza y la garra con la que despertó con ‘Tarántula’, con la emoción y los sentimientos de un corazón que se siente frágil. Explicarlo con palabras sería de soberbia, mas no alcanzarían el clímax de un concierto que respiraba a flor de piel la esencia del sentir.

Una vuelta de tuerca, un regreso al clásico por voluntad propia, una ‘tremenda locura’ –como calificó la propia artista-, Adagio Tour lo es todo y mucho más. Arropada por los arreglos de la Orquesta Sinfónica de Cine de Madrid, bajo la batuta de Pepe Herrero, Mónica Naranjo da un giro de 180 grados en su trayectoria profesional para sorprender a más de un incauto con sus tonos líricos. De puro sentimiento, disfrutar del concierto es sentir el estremecer en cada una de las notas, impregnarse del sonido que borbotea hasta el punto de cubrir la acústica posible, de envolver hasta el álgido interior más profundo.

Susurros en baladas como ‘Empiezo a recordarte’ llegaron a emocionar a más de un asistente, la fuerza y la garra al grito de ‘Usted’ levantaron de su asiento a un público que no salía de su asombro. Versiones únicas que han conseguido hacer de cada composición una más para la tan ansiada lista de éxitos de la catalana.

De pura sensación. Pasearse por los más de doce años de carrera musical da vértigo hasta al más sensato, sentirla de lleno es una experiencia que no tiene palabras. Una noche de lujo, como aseguró Mónica abrumada por la gran acogida del público asistente. “Hoy no he estado sola en el escenario”, aseguró la cantante que mirando al cielo dedicó el concierto a su gran amiga y cantante Rocío Jurado. Sufrir al grito de ‘Sobreviviré’, fundirse en la ‘Inmensidad,’, disfrutar de ‘Todo es mentira’ o vibrar con uno de los mejores temas de su último disco, ‘Amor y Lujo’, son solo una pequeña muestra de la dedicación y del trabajo que la convierten en esa diva de masas.

Un espectáculo en toda regla. Quién sigue de cerca a la voz del amor fugaz sabe de buena mano que cada concierto es un espectáculo imposible de olvidar. Puesta en escena, juego de luces o momentos para el humor –sin duda, seña de identidad- se unen de la mano en Adagio Tour por la apuesta de la imagen como reclamo complementario a cada una de las historias encerradas en tales versos. Viajar por los recónditos parajes de la historia de nuestro continente se fundían con los sentimientos más cercanos y humanos, esencia de sentir que alcanzaba su máxima en los distintos leitmotive marcadores del espectáculo que encerraban ese duro y largo camino andado paso a paso por Mónica.

Sin palabras pero con el corazón en la mano, estas son las secuelas de Adagio Tour, una experiencia para los sentidos.

This entry was posted on miércoles, 1 de julio de 2009 and is filed under Musica. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can skip to the end and leave a response.