¿Cantaba lo nuevo de Jackson?


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Cotillear con la compañera de oficina; escaquearse a la máquina del café; el cigarrito de media mañana; y así una larga lista de grandes razones para matar las horas muertas durante las insufribles jornadas laborales. Horas y horas esperando frente al ordenador el envío de aquel ansiado e-mail o espera tras espera mirando las manecillas del reloj hasta que algún buen transeúnte se digne a cruzar ese escaparate de ofertas. ¡Menudo tostón! Descifrar pasatiempos, el mítico solitario, echar una pestañadita, masticar chicle o canturrear a pleno pulmón el éxito del momento, todo vale para aliviar ese desasosiego. ¿Todo todito todo? Yo no estaría tan seguro.

Señores, que ya no se va a poder cantar ni en el trabajo. ¡Manda narices! No les vale tenernos encerrados entre esas cuatro paredes, con un horario inhumano y un sueldo indigno. No, ahora también nos quiere reprimir, agobiar e, incluso, deprimir. ¡No saben dónde se están metiendo!

¿Mal oído? ¿Cantaba lo nuevo de Jackson? o ¿Espantaba a los clientes? Para nada. Como cada día Sandra Burt, una empleada de 56 años de un supermercado escocés, canturreaba los éxitos de la compañía discográfica británica PRS for Music, una pasatiempo muy normal mientras terminas de reponer las diferentes estanterías del local. Pero esa mañana la suerte no estaba de su lado. Uno de los agentes de la conocida compañía escuchó como la trabajadora ‘destrozaba’ algunos temas registrados por la empresa y decidió no dejar pasar de largo este hecho. Quería justicia, así que varias semanas después PRS se puso en contacto con la señora Burt asegurándole que la llevarían ante los tribunales para exigirle el pago de varios miles de euros si continuaba cantando sin tener el permiso explícito de los autores. ¡Se nota que está mal el mundo de la música! ¡A dónde vamos a llegar! No joroben, por favor.

Al final, y gracias a la trascendencia pública y mediática que tomó tal denuncia, la compañía se ha visto obligada a recular y pedir disculpas a la empleada. ¡Faltaría menos! Aún así, yo al menos me lo pensaré antes de canturrear en público, y mira que soy muy propenso a ello.